Informe habla de la inminente llegada de La Niña y su posible impacto
El fenómeno que genera lluvias por debajo de lo normal se presentaría desde el próximo mes; Eduardo Sierra, especialista en agroclimatología, dijo que no se aguarda “tan destructivo” como en 2023, cuando hubo una fuerte caída de la cosecha debido a una intensa sequía.
“La Niña: más que confirmada”. Esta es la conclusión del último informe de la Oficina de Riesgo Agropecuario (ORA) de la Secretaría de Bioeconomía, que advierte que importantes indicadores oceánicos y atmosféricos ratifican la presencia de este evento. Según el reporte, desde mayo pasado el fenómeno ENSO ha estado en un estado neutral y se espera que continúe así hasta fin de julio próximo, cuando se pronostica la llegada de La Niña. En este contexto, el experto en agroclimatología Eduardo Sierra señaló que, aunque se espera este fenómeno, conocido por provocar lluvias por debajo de lo normal, no se anticipa que sea tan “destructivo” como el del último año. Sí podría tener, no obstante, algún impacto en la cosecha gruesa en el oeste de Córdoba, La Pampa, el noroeste y sudoeste de Buenos Aires.
Según el informe de ORA, “El Niño va menguando, según estaba previsto. A su vez, importantes indicadores oceánicos y atmosféricos se van alineando con condiciones Enso-neutrales. Todos los modelos de predicción del IRI (International Research Institute / Columbia) pronostican condiciones neutrales para el trimestre en curso (mayo-junio-julio de 2024)”, dijo el informe, que explicó que estas predicciones no se realizan para cada mes, sino para trimestres solapados.
Anticipó que “se espera que el estado neutral persista en el Pacífico ecuatorial central durante el invierno de 2024″. Remarcó: “La Niña se convierte en la categoría más probable en el trimestre julio-agosto-septiembre de 2024. Para entonces, se estima que la probabilidad de La Niña alcanza el 65 por ciento (neutro 34″, El Niño uno por ciento). Desde ese trimestre y hasta el último que abarca la previsión (enero-febrero-marzo de 2025), el estado más probable sería La Niña”, agregó.
Vale recordar que El Niño y La Niña son términos utilizados en meteorología para describir fenómenos climáticos relacionados con cambios en las temperaturas del océano Pacífico y sus efectos en el clima global. El Niño en esta región provoca lluvias por encima de lo normal y La Niña por debajo de ellas.
El fenómeno conocido como El Niño se manifiesta mediante un calentamiento inusual de las aguas superficiales del océano Pacífico ecuatorial, generando alteraciones significativas en los patrones climáticos a nivel mundial. Estas variaciones pueden desencadenar lluvias intensas y la ocurrencia de eventos meteorológicos extremos como tormentas y huracanes.
Por otro lado, La Niña representa la fase opuesta, caracterizada por un enfriamiento anómalo de las aguas superficiales del océano Pacífico ecuatorial. Puede conllevar importantes consecuencias productivas por los efectos negativos que lleva la baja de precipitaciones. “El riesgo que hay es de una Niña no fuerte, pero sí moderada que podría afectar a los cultivos y pasturas entre diciembre y enero, principalmente lo que es soja y maíz”, advirtió Sierra.
En rigor, el especialista aclaró que no parece ser un evento “tan destructivo” como el del 2023, pero comentó: “Al tratarse de un episodio en el océano Pacífico ecuatorial, algún nivel de problema va a haber, sobre todo debido a los vientos polares que están intensos y secan la zona interior de la Argentina, es decir, el oeste de Córdoba, La Pampa, el noroeste y sudoeste de Buenos Aires. Esto podría provocar una sequía en esa zona. En contraste, el resto del país parece que se vería menos afectado, especialmente en el NEA y NOA. Por otro lado, todo el este de la región pampeana, incluyendo Santa Fe, Entre Ríos y el norte de Buenos Aires, parece tener un panorama bastante bueno, aunque no sea el ideal”.
Al analizar los pronósticos del tiempo para el sector agropecuario, para Sierra es fundamental tener en cuenta que no afectará de la misma manera tanto a la ganadería como a la cosecha gruesa o fina. En el caso de esta última, especialmente los cultivos de invierno como trigo y cebada que actualmente se encuentran en plena temporada de siembra, el panorama es alentador gracias a las precipitaciones de los últimos meses, las cuales han mejorado notablemente las condiciones de humedad en el suelo. Según Sierra, “cuando se siembra con buena humedad, unos pocos milímetros de lluvia posteriormente son suficientes para garantizar una buena cosecha”.
Sin embargo, en el caso de la próxima cosecha gruesa, centrada principalmente en soja y maíz, que son los principales cultivos del país, regiones como La Pampa, Córdoba, el sudoeste de Santa Fe y el noroeste de Buenos Aires “hoy parecen ser áreas con un impacto probable”. Aclaró que esto se ve hoy, pero la situación podría cambiar.
En cuanto a la ganadería, indicó que actualmente está bien debido a las lluvias de otoño y las buenas temperaturas. “El invierno parece benigno y es muy difícil que la primavera afecte a la ganadería. Nuevamente, el problema podría ser la cadena forrajera de verano, pero los productores están adoptando nuevamente prácticas de acumulación de forraje, lo que podría disminuir el impacto”, señaló.