Los acusados por la muerte de Ariel Goyeneche optaron por no declarar
19/08/2024
Tres policías fueron formalmente imputados por la aplicación de severidades y homicidio en un exceso en el cumplimiento del deber. Todos se abstuvieron de declarar y sus abogados cuestionaron el informe de autopsia que considera que el joven murió por asfixia mecánica por compresión sobre el tórax y el abdomen y adelantaron que presentarán un estudio que lo contradice.
Juan Cruz Varela
De la Redacción de Página Judicial
Los tres policías acusados de haber intervenido en la muerte de Ariel Goyeneche se abstuvieron de declarar ante el fiscal Santiago Alfieri, quien los imputó formalmente por la aplicación de severidades y homicidio en un exceso en el cumplimiento del deber.
Se trata de David Vázquez y Lisandro Romero, que integraban la patrulla que trasladó al joven hasta la Comisaría Segunda, en las primeras horas del 12 de febrero; y Alan Vázquez, el oficial que estaba a cargo de la dependencia policial en el momento en que se produjo la muerte de Ariel Goyeneche, estando bajo custodia.
En la declaración de imputado, los policías fueron identificados y después escucharon de parte del fiscal Santiago Alfieri cuáles son los hechos de los están acusados y cuál es la prueba que hay en su contra. Asistidos por sus abogados defensores, manifestaron su decisión de abstenerse de declarar, algo que de ninguna manera puede tomarse como una presunción de responsabilidad, aunque podrían hacerlo más adelante.
Ariel Goyeneche falleció el 12 de febrero frente a la Comisaría Segunda. La autopsia reveló que la muerte se produjo por asfixia mecánica por compresión sobre el tórax y el abdomen, que habría sido provocada por la presión ejercida por dos policías que lo tenían inmovilizado boca abajo contra el asfalto, con las manos esposadas y las piernas precintadas por encima de los tobillos.
Los vecinos de la comisaría registraron videos donde se advierte que David Vázquez tenía a Goyeneche inmovilizado apoyándole sus rodillas en la espalda, mientras Romero le sostenía las piernas.
El informe de la autopsia también señaló que Goyeneche tenía múltiples lesiones contusas, excoriaciones y equimosis en el torso, tobillos, rodillas, mejillas y cabeza, así como un hematoma en riñón derecho y desgarro hepático.
Los abogados Damián Petenatti e Iván Vernengo, que representan a los policías, han cuestionado el resultado del informe oficial de autopsia y adelantaron que presentarán un estudio realizado por un consultor privado que lo contradice.
“Se observan severos e irremediables defectos en la autopsia practicada a Ariel Goyeneche, junto a omisiones en la consideración de rastros presentados en su cuerpo que no fueron debidamente estudiados ni abordados, entre ellos, la presencia de una partícula extraña en su tráquea, corroborada por la propia médica forense que efectuó la necropsia y con suficiente entidad para provocar una asfixia mecánica, circunstancia que resulta absolutamente ajena a la intervención de nuestros defendidos, al igual que otros signos presentados en la autopsia que los alejan de haber provocado su muerte”, expresaron los letrados a través de un comunicado.
También pidieron que se incorpore al expediente la historia clínica de Goyeneche e hicieron notar que, al momento de ser detenido, el joven tenía entre sus pertenencias un inhalador para el asma.
En cuanto a la responsabilidad de Alan Vázquez, el fiscal Alfieri ha considerado que como superior jerárquico y responsable del procedimiento omitió priorizar la integridad, seguridad y la vida de Ariel Goyeneche una vez que estaba detenido. En la causa es asistido por el abogado Eduardo Gerard y también se abstuvo de declarar.
Los policías David Vázquez y Lisandro Romero, que integraban la patrulla que trasladó al joven hasta la Comisaría Segunda, fueron pasados a disponibilidad por disposición del ministro de Seguridad y Justicia, Néstor Roncaglia. En tanto, Alan Vázquez, continúa prestando servicios en la Policía de Entre Ríos.
La secuencia de los hechos
El 12 de febrero, en horas de la madrugada, un vecino de calle Piedrabuena, entre Urquiza y Andrés Pazos, escuchó que alguien caminaba por los techos de su casa y alertó a la Policía. Esa persona, que resultó ser Ariel Goyeneche, bajó cuando llegó el móvil en el que se conducían los policías David Vázquez y Lisandro Romero. Según los testigos, el joven estaba agitado y gritaba que lo perseguían para matarlo.
En el parte policial, los efectivos hicieron constar que el joven estaba “muy exaltado, nervioso, pero consigo mismo” y “en todo momento decía que lo querían matar”. Incluso el vecino que había alertado sobre la presencia de una persona en los techos de su casa diría más tarde que el joven no estaba violento ni agresivo hacia otros.
Los policías recibieron instrucciones de trasladarlo a la Comisaría Segunda para su identificación y, según dicen, Ariel accedió “sin ocasionar resistencia”. Fue esposado y lo introdujeron en el asiento trasero del móvil policial.
Sin embargo, cuando estaban en inmediaciones de la Jefatura Departamental de Paraná, a unos treinta metros de la Comisaría Segunda, el joven rompió una ventanilla del patrullero de una patada, escapó del vehículo e ingresó en el edificio policial, donde fue recapturado y devuelto al móvil por Vázquez y Romero.
De acuerdo con la investigación, el joven permaneció retenido en el interior del automóvil “innecesariamente”, con las ventanillas cerradas, durante más de media hora, entre las 5.21 y las 5.58, frente la Jefatura Departamental. A criterio del fiscal, esta situación agravó las condiciones de custodia de Ariel e incluso los policías hicieron caso omiso a los gritos del joven pidiendo ayuda.
Según el fiscal, cuando estuvieron frente a la Comisaría Segunda, el cabo David Vázquez abrió la puerta trasera derecha del patrullero y arrojó violentamente a Goyeneche, que estaba esposado, contra el asfalto; y luego, junto con el sargento Romero, lo sometieron boca abajo, con las manos esposadas en la espalda y precintos plásticos que le sujetaban los tobillos. Tenía el pecho sobre la vereda, la cintura en el cordón y las piernas en el asfalto.
Un video que filmaron vecinos del edificio policial muestra que el joven estaba en estado de alteración –tal vez provocada o exacerbada por el consumo de sustancias– y con su respiración agitada.
A pesar de ello, el cabo Vázquez lo sujetaba con sus rodillas, imponiéndole su peso sobre la espalda del joven; mientras que Romero le sostenía las piernas, a la vez que lo golpeaba en la cintura, las rodillas y tobillos. En esas condiciones lo mantuvieron durante aproximadamente veinticinco minutos, a pesar de los pedidos de ayuda de Ariel, hasta el desvanecimiento y la muerte.