Hoy se celebra el Día Internacional de la Poesía en el mundo, que coincide casualmente con el inicio del otoño en Argentina. En ese sentido, tres escritores formaron parte de una actividad especial en la escuela Juan Manuel de Rosas al momento de izar la bandera con la lectura de algunos fragmentos de sus poesías.

Tras ese momento, Raúl Avero comentó la idea de su llegada al establecimiento educativo de Paraná y cómo es su vínculo con la literatura: “Por convocatoria venimos a esta escuela en el día de la poesía. Particularmente soy abogado, me gusta la historia. Recientemente he escrito mi primer libro de la revolución del parque. Un hecho histórico e importante que por ahí pasa desapercibido. Si bien está relacionado con el partido radical, en realidad este hecho es importante para todo el país porque a partir de ahí vino la Ley Sáenz Peña, que fue la ley de voto universal y secreto. Gracias a eso justamente estamos eligiendo, dentro de poco, a nuestras autoridades”.

Al mismo tiempo, remarcó el mensaje que quiere dejar acerca de los próceres nacionales: “Le decía a los chicos que la historia la tomen como un cuento y tomar nuestros héroes nacionales que todos coincidimos (Sarmiento, Belgrano y San Martín) como personas reales que fueron, que es uno de los problemas graves que tenemos que los idealizamos. En realidad son personas con sus defectos y virtudes. Tomarla así a la historia y no aprenderla de memoria”.

Por otra parte, Lucía Pavón manifestó ante las cámaras que los alumnos prestaron atención a las personas que asistieron al establecimiento educativo por el Día Internacional de la Poesía: “Los chicos han hecho un silencio bárbaro y lo han escuchado atentamente y eso emociona”. También señaló que en la escuela “hay muchos chicos que escriben, pero no lo quieren decir”. En ese sentido, los incentivó a hacerlo: “Tienen que animarse a escribir, a escuchar, a leer y todo eso ayuda a un futuro buen escritor”.

Juan Carlos, en cambio, les habló directamente a los jóvenes: “Les comentaba a los chicos para que se animen porque cuando era adolescente hice una poseía para mi mamá y me daba vergüenza. La cajonié y nunca se la dije. Mi mamá falleció y nunca supo de esa poesía. A los 50 años vino el arrepentimiento y tomé el lápiz y el papel y desde entonces no paré. Hoy tengo 73 y estamos con algunos libros”. Además, apuntó a los “resultados” por sobre los currículums.