Una pista narco detrás de los negocios en el puerto de Concepción del Uruguay

Una pista narco detrás de los negocios en el puerto de Concepción del Uruguay
infoentrerios.com
  • Publicado el:agosto 22, 2024

20/08/2024

José Alberto Tomás Uriburu, el abogado que había denunciado que le pidieron coimas para operar en el puerto de Concepción del Uruguay, terminó procesado por el secuestro de un empresario que estaba siendo investigado por lavado de activos del narcotráfico. La sospecha es que ambos estaban vinculados a negocios en el puerto. El impacto político. Escuchalo en Audionoticias.

Juan Cruz Varela
De la Redacción de Página Judicial

 

En la desaparición del empresario Gastón Alfredo Tallone se mezcla un complejo entramado de negocios, legales e ilegales, vinculados con el puerto de Concepción del Uruguay.

Tallone, entrerriano y con negocios en Concepción del Uruguay, estaba siendo investigado por la fiscal federal Josefina Minatta en un expediente por lavado de activos del narcotráfico, con varios teléfonos intervenidos. Las escuchas revelaron que fue secuestrado el 8 de julio último en las inmediaciones de un hotel en la zona porteña del Abasto, que lo mantuvieron cautivo en un rancho e incluso que su familia pagó el rescate por su liberación. Pero Tallone no aparece y los investigadores creen que fue asesinado. Ello en virtud de que su celular no registra actividades desde esa noche y un mensaje que recibió su familia tres días después del rapto: “Ya mandamos de gira a Tallone. La deuda sigue. Mas te vale que vos y todos junten la plata”.

Por el hecho hay dos personas detenidas, que ya fueron procesadas por el juez federal Pablo Seró. Uno está señalado como supuesto entregador. El otro, un abogado vinculado a Tallone y con negocios en la terminal portuaria: José Alberto Tomás Uriburu.

Uriburu, un abogado que había ganado notoriedad durante la pandemia al mostrarse corriendo una maratón en el balcón de su departamento (sic), se presenta como titular de la empresa Terminal Puerto Concepción del Uruguay, adquirida en junio de 2022 para administrar la concesión del servicio de depósito fiscal en el puerto local.

Hace unos meses, luego de que el Gobierno no le concediera la extensión de la concesión para seguir operando porque la firma tenía declarada la quiebra y acreditaba deudas ante el fisco, Uriburu denunció un complejo entramado mafioso en el que involucró a funcionarios públicos y operadores locales.

El abogado dijo, por ejemplo, que tuvo que pagar coimas a funcionarios del Gobierno peronista para seguir operando. En una entrevista dijo que fueron 10 mil dólares y luego en una denuncia habló de 20 mil y 30 mil dólares. El receptor de esa coima habría sido, supuestamente, el administrador del Ente Autárquico Puerto Concepción del Uruguay, Carlos María Scelzi, a quien sindica como el arquitecto de un plan para ahogarlo con juicios laborales en connivencia con el destituido juez laboral Eduardo Elías Flores.

En su denuncia también mencionó al fiscal de Estado, Julio Rodríguez Signes, como uno de los interesados en quedarse con su empresa para prestar el servicio de depósito fiscal.

Uriburu, ahora procesado y detenido por el delito de secuestro extorsivo, está sindicado como un hombre del ex ministro de Transporte, Guillermo Dietrich. De hecho, en su perfil de Linkedin se presenta como asesor en materia de transporte, inversiones y comercio internacional en el organismo que encabezó Dietrich durante el macrismo; integrante del estudio Uriburu & Bosch y Asociados y desarrollador del mercado vitivinícola argentino en República Popular China, entre otros emprendimientos.

El nombre de Tallone se cuela en el relato de Uriburu como “socio” de Scelzi y la persona que lo acompañaba cuando pagó la coima para operar en el puerto de Concepción del Uruguay y lo describe como alguien “vinculado con el narcotráfico” y “buscado por la DEA”, la agencia antinarcóticos estadounidense.

Los negocios

Los investigadores sospechan que el secuestro de Tallone estaría relacionado con una venganza, ya que en las escuchas telefónicas surge un reclamo por una deuda de entre 300 mil y 500 mil dólares y la desaparición de un cargamento de cocaína.

Los investigadores que trabajaban en la desgrabación y análisis de las escuchas advirtieron que en los registros de tres días antes de la desaparición del empresario se hablaba sobre el secuestro por un ajuste de cuentas que podría tener relación con negocios que se desarrollaban en el puerto de Concepción del Uruguay.

Lo cierto es que el plan se puso en marcha cuando Juan Carlos Miró llamó a su amigo Tallone y lo citó para encontrarse en la zona de Abasto cerca del mediodía del 8 de julio, haciéndole creer que irían a una reunión con la finalidad de recuperar el manejo del depósito fiscal del puerto de Concepción del Uruguay.

Se estableció que el empresario subió a un Volkswagen Gol en el cual estaban Miró y otras dos personas, que aún no fueron identificadas; detrás, siguiéndolos, iba una camioneta Audi Q3 conducida por Uriburu, que es quien orquestó el plan.

Los mensajes extorsivos a su familia fueron enviados desde un teléfono que el 8 de julio reporta actividad en celdas en Buenos Aires y luego en Rosario. El dato es relevante por la relación que Uriburu tendría con Ariel Máximo Cantero, Guille, líder de Los Monos.

Los investigadores pudieron reconstruir que los secuestradores mantuvieron cautivo a Tallone en un rancho de Benavidez, propiedad de Uriburu, y la última actividad de su teléfono celular impactó en una antena de San Isidro.

En las escuchas se pudo determinar que Tallone gestionó personalmente el pago de su propio rescate por una suma de entre 65 mil y 100 mil dólares. Pero el empresario no fue liberado y, en los días posteriores, Uriburu intentó conseguir más dinero, para lo cual remitió tres mensajes extorsivos al hijo del empresario a través de WhatsApp.

El 12 de julio, a las 21.02, le escribió desde el mismo teléfono: “Buenas noches cumpa, la cosa es corta el ladrón de tu papa esta acá con nosotros y está bien, o devuelven la droga y los 500 mil dólares que se robó y todo se termina y el vuelve, le robó a todos los narcos y ahora toca pagar. Si baten la cana bajamos y vamos por todos ustedes y sus ayudantes. Con la mafia no se jode”. El mensaje se transcribe sin ediciones.

Uriburu volvió a comunicarse el 15 de julio, a las 22.16, para decirle: “Cumpa tu papá dice que tiene un embarque llegando de Japón con la nuestra (…) Saldadas las deudas lo largamos, es corta esta, solo queremos lo nuestro, baten la cana y se termina todo y nunca nos vimos”.

El último mensaje quedó registrado el 16 julio, a las 12.26, diciendo: “Tu papá está bien, come duerme caga (…) Mañana nos comunicamos hace lo que dice y listo queremos la nuestra y nada más. Cuando este se va de vuelta”.

La fiscal Josefina Minata y el titular de la Unidad Fiscal Especializada en Crimen Organizado (Ufeco), Santiago Marquevich, trabajan para intentar determinar qué pasó con Tallone en un escenario complejo y con ramificaciones que llegarían hasta algunos nombres conocidos del narcotráfico.

Tallone estaba siendo investigado por lavado de dinero y un dato inquietante de esa pesquisa es que uno de los teléfonos que estaba intervenido pertenecía a Gustavo Adolfo Juliá, hijo de un ex brigadier de la Fuerza Aérea que cumplió condena en España por el contrabando de 944 kilos de cocaína.

Existen indicios que permiten suponer que Juliá estaba entre los captores. En principio, el vehículo en el que Miró pasó a buscar a Tallone tiene una oblea de peaje registrada a nombre de Juliá y está asociada a su tarjeta de crédito. Además, se han registrado ingresos de Juliá a bordo de ese vehículo al country donde vivía Uriburu; el último, el día del secuestro de Tallone, en horas de la mañana.

En la casa de Uriburu se incautaron 65 mil dólares, cifra que los investigadores consideran que coincide con el pago del rescate por el secuestro de Tallone.

El empresario, sin embargo, sigue desaparecido y la justicia cree que está muerto. Uriburu piensa distinto: “Sobre el paradero de Tallone no sé, pero no creo que la esté pasando para nada mal (…) Permítame decir que no creo que Tallone esté secuestrado, Tallone debe estar mejor que usted y yo juntos, viviendo de la plata del resto”, dijo en su indagatoria.

El juez Pablo Seró procesó a Uriburu por el secuestro extorsivo de Tallone. El magistrado consignó que hay numerosos testigos que lo señalan como la persona que podría atentar contra el empresario e insistió en que “ambos mantenían una fuerte disputa económica, en la que el abogado imputado le reclamaba la sustracción de drogas y 800 mil dólares” y que el enfrentamiento entre ambos habría sido por negocios en torno al puerto de Concepción del Uruguay.

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