Ecología: Como es el sesgo de género en esta ciencia
Un equipo de Conicet NOA Sur publicó el “Índice de Contribución de las Mujeres”, que analiza veinte años de publicaciones en la revista científica “Ecology”. El estudio revela que las mujeres hacen más aportes que los varones, pero están subrepresentadas en autorías principales y reconocimiento académico.
Un equipo de Conicet NOA Sur publicó un estudio en Plos One que pone en evidencia una sobrecontribución de las mujeres, en los últimos 20 años, en trabajos de investigación científica sobre ecología. Las autoras sostienen una “hipótesis de sobrecompensación femenina” como resultado de una reacción al sesgo de género en el entorno laboral y a la autopercepción de una desventaja. Explican que las mujeres deciden, entonces, hacer un esfuerzo extra para que su trabajo en ciencia sea valorado y reconocido al mismo nivel que el de los hombres: ellas representan solo el 30 por ciento de las autorías en los artículos analizados, pero su aporte al contenido científico es significativamente mayor.
Para este estudio, en el que participaron 21 coautoras y que contempla más de dos décadas de publicaciones en la revista Ecology (desde 1999 hasta 2021), desarrollaron un innovador indicador denominado Índice de Contribución de las Mujeres (WCI, por sus siglas en inglés). El WCI se obtiene mediante cálculos matemáticos y estadísticos que toman en consideración diversas fuentes de información para obtener un valor de referencia sobre el objeto de estudio. Ese número es analizado por un lenguaje de programación desarrollado con este fin.
Gabriela Fontanarrosa y Lucía Zarbá son las autoras principales de la investigación, que analiza miles de publicaciones y revela una tendencia preocupante: aunque las mujeres participan activamente en la producción científica, sus contribuciones no son reconocidas de manera equitativa en términos de citaciones y visibilidad académica. El estudio concluye que este sesgo de género en la publicación científica no solo impacta negativamente en las carreras de las investigadoras, sino que también perjudica el desarrollo de la ciencia al limitar la diversidad de perspectivas y enfoques.
El Índice de Contribución de las Mujeres es una herramienta innovadora que permite cuantificar el aporte de las investigadoras en la producción científica. Según el Conicet, este índice ha revelado que, aunque las mujeres constituyen solo el 30 por ciento de las autorías, su contribución científica es significativamente mayor. Esto indica que las investigadoras, a menudo invisibilizadas en las métricas tradicionales de autoría, están realizando un trabajo crucial que no siempre se refleja en la manera en que se otorga el crédito académico.
Este índice es una herramienta valiosa no solo para evidenciar la desigualdad de género en la producción científica, sino también para diseñar políticas que promuevan una mayor equidad. Al visibilizar las contribuciones femeninas, el índice permite una evaluación más justa y equitativa del impacto de las mujeres en la ciencia, y ayuda a desmantelar los sesgos que perpetúan su subrepresentación en la autoría principal.
El fenómeno de la “sobrecontribución”
El aspecto más interesante del análisis es la identificación de un fenómeno conocido como la “sobrecontribución” femenina. En muchos casos, las mujeres en ciencia tienden a asumir roles de gestión, mentoría y otras actividades que, si bien son esenciales para el éxito de los equipos de investigación, no son necesariamente recompensadas con autoría principal o citaciones. Este patrón de “sobrecontribución” refleja cómo, para ser reconocidas, las mujeres deben aportar más trabajo que sus colegas varones en áreas que, en última instancia, no les brindan el mismo nivel de visibilidad o avance profesional.
El artículo reciente del Conicet sobre el Índice de Contribución de las Mujeres refuerza esta idea al mostrar que, aunque subrepresentadas en las autorías, contribuyen de manera desproporcionada al desarrollo de los artículos científicos. El índice demuestra que las mujeres realizan más trabajo dentro de los equipos de investigación y su aporte es fundamental para el éxito de los proyectos, pero no reciben el mismo nivel de reconocimiento.
Barreras estructurales
Uno de los puntos clave que destaca el estudio es cómo las mujeres, a pesar de su creciente participación en la ciencia, enfrentan barreras estructurales que limitan su capacidad para ser reconocidas al mismo nivel que sus colegas varones. Aunque el número de investigadoras, sus oportunidades de liderazgo y autoría principal no han crecido al mismo ritmo, esto genera una situación en la que las mujeres participan activamente en la investigación, pero siguen siendo invisibilizadas en los espacios donde se otorgan el crédito y el reconocimiento.
Además, cuando las mujeres logran ser autoras de artículos científicos, sus trabajos tienden a ser citados con menos frecuencia que los de los hombres. El perjuicio es notorio, porque las citaciones son un factor clave en la evaluación del impacto académico y son fundamentales para acceder a becas, financiamiento y ascensos o promociones en el sector. La falta de reconocimiento de las contribuciones de la población femenina perpetúa un ciclo de desigualdad que impide que muchas investigadoras avancen en sus carreras.
Consecuencias para el campo de la ecología
La ecología, como campo científico, enfrenta desafíos globales urgentes, como el cambio climático, la pérdida de biodiversidad y la conservación de los ecosistemas. Para abordar estos problemas de manera efectiva, es crucial contar con una diversidad de perspectivas y enfoques. Sin embargo, la subrepresentación de las mujeres en la autoría principal limita la diversidad de ideas y enfoques en la ciencia ecológica.
La diversidad de género ha demostrado ser un factor clave para generar innovaciones científicas y para mejorar la calidad del trabajo colaborativo. Por eso, el sesgo de género no solo afecta a las científicas, sino que también tiene un impacto negativo en la calidad de la investigación. Explican que, al no aprovechar plenamente el potencial de las mujeres en la ciencia, el campo de la ecología está perdiendo oportunidades para generar soluciones más inclusivas y efectivas a los desafíos ambientales.
Fuente: Unidiversidad